
En aquel tiempo, dijo Jesús:
– Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.
Palabra del Señor
“Te mira con pasión”.
El IV Domingo de Pascua, se nos invita a contemplar dos dimensiones de una misma realidad, como es la vocación.
La Conferencia Episcopal Española ha acordado que en ese domingo “del Buen Pastor”, en el que tiene lugar la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, se celebre también la Jornada de Vocaciones Nativas.
Llama la atención, especialmente, el lema común escogido para esta “doble” Jornada: “Te mira con pasión”.
“Toda vocación en la Iglesia tiene su origen en la mirada compasiva de Jesús”, dice Francisco; una mirada misericordiosa que, a su vez, transforma la mirada de quien la experimenta, hasta hacer de las dos una sola, como en el logotipo de este Año Jubilar, en que se funden los ojos de Jesús y de la persona que lleva a hombros.
Eso explica por qué, como afirmó el Santo Padre en su viaje a Cuba del año pasado, “la mirada de Jesús genera una actividad misionera”. Y es que, precisamente en este punto, en torno a la mirada de Jesús, comprendemos la relación entre “misión”, “pasión” y “compasión”.
Oremos al Dueño de la mies para que envíe obreros a su Iglesia, también a la que va naciendo y consolidándose en los ámbitos geográficos de la misión.