El primer día de ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?
Él envió a dos discípulos diciéndoles:
-Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: “El maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
-Tomad, esto es mi cuerpo.
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo:
-Esta es mi sangre, sangre de alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.

Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos.

Palabra del Señor

Qué bien lo expresó el Papa Emérito, Benedicto XVI, en el siguiente texto: «¿Qué significa Corpus Christi para mí? En primer lugar, el recuerdo de un día de fiesta, en el que se tomaba al pie de la letra la expresión que acuñó Santo Tomás de Aquino en uno de sus himnos eucarísticos: «Quantum potes tantum aude» —atrévete cuanto puedas a alabarle como merece—.

Hoy vuelve de nuevo la Iglesia a recordarnos lo que significa el misterio de Cristo con nosotros. Hoy quiere que volvamos de nuevo los ojos hacia ese misterio inexplicable del Cuerpo de Cristo y le cantemos gozosos y le demos las gracias.

Junto a ese sentimiento de amor y agradecimiento al Señor porque ha querido quedarse con nosotros, la Iglesia ha querido recordarnos que Cristo no sólo se quedó bajo la forma de pan y vino para que nuestra ruta tuviera auxilio permanente, sino que se quedó en los hombres que necesitan de los demás.

Por eso, hoy es el Día de la Caridad. No podemos hoy cantar a Cristo en su magnífica custodia procesional si no somos capaces de adorarlo en aquellos hombres en los que, inevitable es decirlo, cuesta mucho encontrarlo.

El Día del Corpus es un día para el encuentro con los hermanos y para que compartamos con ellos, además de todo cuanto humanamente podamos darles, el gozo de tener cerca de nosotros a Cristo, un Cristo personal y cercano que quiere asomarse a nuestra vida a través de los hombres.

¿Qué haces con tu hermano? Es la pregunta que Dios nos hace cada día y que es el lema de la campaña institucional de Cáritas 2015.

Permíteme que te la repita: ¿Qué haces con tu hermano?