1.- ¿Qué es un evangelio?
La palabra “evangelio” procede de la lengua griega y significa “buena noticia”. Pero para los cristianos la verdadera buena noticia, el verdadero evangelio, es la misma persona de Jesús.
Él es la “buena noticia” capaz de transformar definitivamente nuestra existencia. Estudiaremos el Evangelio para seguir a Cristo mejor; y siguiéndolo mejor le conoceremos en profundidad.
2.- La comunidad de Lucas
Según la opinión de numerosos especialistas deberemos datar la redacción definitiva del tercer evangelio entre los años 80-90. Los estudiosos sitúan su redacción en la provincia romana de Acaya. Se ubica en la zona sur de la península Griega.
Los habitantes de Acaya, depositaban su confianza y su vida en las manos de los pequeños señores –tiranos- de la ciudad, implorándoles que, dejando caer unas “migajas de pan”, les permitieran seguir viviendo.
En este ambiente social y cultural nació la primitiva comunidad cristiana de Acaya. Pablo, el apóstol de los gentiles, habría anunciado en aquellas tierras el Evangelio de Jesús.
Los cristianos de aquella primitiva Iglesia procedían del paganismo y estaban imbuidos en la cultura popular griega.
La predicación cristiana anunció a aquellas gentes un acontecimiento fundamental en su existencia: Cristo es el único Señor de la vida. Ya no era necesario mendigar el alimento a los pequeños señores -tiranos-, para conseguir sobrevivir. Cristo era el único Señor, solamente de Él brota la misericordia que hacía de la existencia humana una realidad digna de ser vivida.
3.- ¿Quién es Lucas?
Lucas vivirá en la provincia romana de Acaya y participa de la situación sociocultural del resto de la población. Algún misionero cristiano –tal vez Pablo o algún discípulo suyo- le anunciaría la buena noticia del Evangelio de Jesús. Lucas se siente seducido por Cristo y se decide a seguirlo.
La tradición cristiana nos cuenta que Lucas era médico y compañero de Pablo. Cuando leemos el tercer evangelio, apreciamos la pluma de un escritor erudito. Un buen conocedor de la lengua griega y un excelente estilista. Al analizar el vocabulario de su texto, apreciamos que unas 400 palabras reflejan una terminología propia del lenguaje de la medicina.
Una vez incorporado a la comunidad cristiana, Lucas se propone escribir un evangelio. En él, no nos presenta a Jesús para que lo admiremos de lejos, nos presenta al Señor de la misericordia para que nos decidamos a seguirlo llevando la cruz de cada día.
4.- ¿Cómo redacta Lucas su evangelio?
Escrito entre los años 80-90. Hacía ya bastante tiempo que había transcurrido la vida pública de Jesús en Palestina. Pretendía transmitir a sus lectores una experiencia de fe: la salvación que Jesús ha otorgado gratuitamente a todos los hombres y mujeres. Pero no podía inventarse los datos de la historia de Jesús. Por eso se informará bien antes de proceder a la redacción de su escrito.
La investigación literaria sostiene que el autor del “evangelio de la misericordia”, habría recogido tres grupos de escritos diversos: el Evangelio de Marcos, la llamada fuente “Q”, y algunas narraciones que se transmitían en el seno de la propia comunidad de Lucas.
El evangelio de Marcos
Según el parecer de los estudiosos, el evangelio de Marcos vio la luz por el año 70, y tal vez fuera compuesto en la ciudad de Roma. Con toda seguridad es el primer evangelio escrito.
Al leer el texto de Marcos, notamos que tiende a contarnos, preferentemente, lo que Jesús hacía. De manera preferencial nos relata la actividad de Jesús.
La fuente “Q”
Al conjunto de textos de la predicación de Jesús que nos han transmitido conjuntamente Mateo y Lucas, pero que no nos describe el texto de Marcos se denomina fuente “Q”.
En lengua alemana la palabra “fuente” se escribe “Quelle”, la primera letra de la palabra “Quelle” es una “Q”. Y como fueron los estudiosos alemanes quienes notaron la existencia de textos comunes a Mateo y Lucas que no aparecían en Marcos, dieron a este grupo de escritos un nombre en su propia lengua alemana “Quelle”, que habitualmente se abrevia con la letra “Q”.
Se tiende a pensar que nació en Palestina alrededor del año 80, y esta fuente tiende a contarnos –preferentemente- lo que Jesús decía: los discursos y las sentencias del Señor.
Narraciones de la comunidad lucana
La comunidad de Lucas conocía algunos episodios de la vida de Jesús que no aparecen ni en el evangelio de Marcos ni en la fuente “Q”. Lucas, desde el seno de su comunidad, ha aprendido esas narraciones y decide transmitirlas en su evangelio.
Estos escritos no son muy numerosos pero son especialmente significativos. Quizás sean los que mejor reflejan la misericordia y la ternura de Dios en favor de los hombres; los episodios referentes a María, la parábola del buen samaritano, la parábola del hijo pródigo, la purificación de diez leprosos, Jesús y Zaqueo, los discípulos de Emaús, la parábola del fariseo y el publicano, el buen ladrón, etc.
5. La obra del evangelista Lucas
La erudición literaria de nuestro autor se manifiesta en muchos otros rasgos. Sitúa los acontecimientos dentro de la historia universal de su tiempo: enmarca el nacimiento de Jesús en la época de César Augusto (Lc 2,1-3), y la predicación de Juan el Bautista en tiempos del emperador Tiberio (Lc 3, 1-2). Se aprecia igualmente que escribe desde un ambiente urbano, describe la casa de la ciudad cubierta mediante tejas (Lc 5,19).
En su obra, explicará la salvación que Dios, a lo largo de la historia, ha ido revelando a todos los hombres. Esta gran obra de Lucas podemos dividirla en tres grandes bloques.
a) El tiempo de Israel
El período de la revelación de Dios en el AT lo resume nuestro evangelista en la genealogía de Jesús (Lc 3,23-28). La genealogía es un texto curioso que nos describe la ascendencia de Jesús remontándola a Adán. Es una forma peculiar de resumir toda la revelación de Dios a lo largo del AT.
b) El tiempo de Jesús
El tiempo de Jesús es, para el pensamiento cristiano, el centro del tiempo y de la Historia. El tiempo de Jesús nos lo describe Lucas a lo largo de los veinticuatro capítulos de su evangelio. Durante la vida de Jesús halla cumplimiento la profecía del AT y todas las esperanzas de la Humanidad.
c) El tiempo de la Iglesia
No solo ha escrito un Evangelio, ha escrito además: Los Hechos de los Apóstoles, que es continuación del mismo Evangelio. El libro de Los Hechos de los Apóstoles nos narra el tiempo de la Iglesia. El período en que la Palabra de Dios, gracias a la predicación de los apóstoles, se extiende por todo el mundo: desde Jerusalén hasta Roma, y desde la Ciudad Eterna a los confines de la Tierra.
6. Estructura del evangelio según Lucas
Este apartado tiene por objeto presentar, brevemente la estructura del Evangelio.

a) Preludios
1.- Los relatos de la infancia de Jesús (1,5-2,52)
Los dos primeros capítulos de la obra de Lucas constituyen una especie de prólogo a todo el evangelio. El personaje más significativo de esos capítulos es María, la madre de Jesús, desde cuya mirada se contempla el auténtico origen y el futuro ministerio del Señor.
2.- La predicación de Juan Bautista y las tentaciones de Jesús en el desierto (3,1-4,13)
Podríamos afirmar que esta breve sección tiene un triple significado:
Nos presenta la figura de Juan Bautista (3,1-22). El profeta que llama a la conversión y prepara el ministerio de Jesús.
Mediante una genealogía (3,23-38) nos resume el tiempo de Israel: los avatares del pueblo judío a lo largo del AT y su espera anhelante del Mesías.
Las tentaciones de Jesús en el desierto (4,1-13) adquieren significación programática. La narración de las tentaciones nos indica que Jesús es el Mesías; pero no va a actuar con las características mesiánicas que la sociedad de su tiempo esperaba.

a) Anuncio del reino a todo Israel empezando por Galilea (4,14-9,50)

Jesús inicia su ministerio exponiendo su proyecto en la sinagoga de Cafarnaúm. En aquella ciudad comienza a predicar, realiza las primeras curaciones y llama a sus primeros discípulos.

La acción y la palabra no pasan desapercibidas. Jesús comienza a experimentar las primeras confrontaciones con los fariseos y con los garantes del sistema vigente.

Elige a los Doce y con ellos comienza a predicar a las multitudes. Las palabras de Jesús se convierten siempre en misericordia para con todos: la misericordia de Jesús se manifiesta como curación y perdón.

Los doce reciben el encargo de salir a los caminos para predicar la Palabra y expulsar demonios. Jesús se transfigura ante sus discípulos, y ellos se entusiasman al contemplar la auténtica identidad de Jesús. El Señor les advierte que seguirlo a Él es un camino duro, su senda conduce a Jerusalén, lugar de persecución y muerte.

b) El gran viaje de Jesús a Jerusalén (9,51-19,28)
Jesús emprende, juntamente con sus discípulos, el largo viaje hasta Jerusalén. Todo el tiempo de este camino constituye una gran catequesis de Jesús a sus discípulos. De alguna manera podríamos decir que Jesús, en esta sección del evangelio, se transforma en “Palabra”.
Una palabra que va instruyendo profundamente a sus seguidores y los prepara para el tiempo de la Iglesia.
Subiendo a Jerusalén, el Señor recuerda a sus amigos las exigencias de la vocación apostólica, y les indica el premio de la tarea evangelizadora: “Alegraos de que vuestros nombres estén escritos en el cielo” (10,20).
La enseñanza de Jesús recorre todos los campos de la existencia cristiana: oración, sinceridad, pobreza, servicio, conversión, misericordia, renuncia, humildad, corrección fraterna, responsabilidad, y sobre todo, el gran mandamiento del amor (10,27). Esta enseñanza la expone con numerosos discursos y parábolas, poniéndola en práctica con algunos milagros.
La palabra de Jesús no es neutra, engendra conflicto. Con rapidez crece la oposición a Jesús en todos los círculos que detentan el poder: fariseos, maestros de la ley y, en definitiva, todos aquellos que viven apegados a las riquezas.
c) La narración de la Pasión y Resurrección de Jesús (19,29-24,53)

Jesús entra triunfalmente en Jerusalén, pero ese gozo se trastoca rápidamente en sufrimiento. Enseguida comienza la confrontación con el Templo y sus instituciones.

Durante el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el monte de los Olivos; y todo el pueblo madrugaba para ir a donde Él estaba y escucharle (cf. 21,38)

Los dirigentes no pueden soportar la liberación que las palabras de Jesús suscitan en las masas. Después de celebrar la Pascua con sus discípulos, Jesús se dirige al monte de los Olivos. Allí es detenido y conducido ante el Sanedrín, y después ante Pilato y emprende el camino del Calvario. Jesús muere en la cruz y es enterrado en un sepulcro próximo.

La muerte de Jesús no significa la última palabra en su existencia. Jesús resucitado se aparece a los discípulos y, después de darles las últimas instrucciones, asciende al Cielo.

7. La persona de Jesús en el evangelio de Lucas
Lucas nos muestra a Jesús como el Señor. El término aparece en todo el texto lucano, desde los relatos de la infancia (2,10-11) hasta las narraciones de apariciones (24,3-34).
Lucas les dirá a los habitantes de Acaya, que Cristo es el verdadero Señor. El único en quien vale la pena creer, el único que salva: el único que en la situación desesperada de sus vidas puede dar sentido a su existencia.
Jesús es el Señor que salva y libera. Aparece aquí un segundo aspecto de Jesús: Él es el Salvador. Pero su salvación no se realiza desde el poder ni desde el tener, ni tampoco desde la apariencia deslumbrante, Jesús es el Señor que salva actuando desde la misericordia y la ternura con los pobres y los débiles.
La palabra “misericordia” se origina en la lengua latina y es el resultado de la suma de dos términos distintos: Miser que significa “pobre”, y corda que traducimos por “corazón”. La “misericordia” es la capacidad de entregar algo de mí mismo a la pobreza del corazón de mi hermano.
Así actúa siempre Jesús: al corazón pobre de la pecadora, Jesús le entrega el perdón; a la mirada deshecha de Pedro en las negaciones, Jesús la llena con el consuelo; el sufrimiento desesperado del buen ladrón en la cruz lo colma el Señor con la certeza de reino. La misericordia pasa siempre por el esfuerzo de arrancar algo de mí, para que sirva al crecimiento humano del otro.
Cristo, el Señor que libera desde la misericordia, se caracteriza –especialmente en este evangelio-, por una actitud constante de plegaria: el contacto permanente y fiel con el Padre.
En los momentos cruciales de su vida el texto muestra a Jesús en actitud de profunda oración: en el bautismo (3,21); durante la predicación (5,16); al elegir a los Doce (6,12); antes de exigir a los discípulos una opción radical (9,18); durante la transfiguración (9,28-29); la relación filial de Jesús (11,1); Getsemaní (22,39-46); etc. A la vez que es ejemplo de actitud orante, Jesús recomienda la oración a todos sus seguidores (11,5-8; 18,1-8).
8. Actitudes para poder comprender desde la fe el evangelio de la misericordia de Dios.
Nos fijaremos en dos personajes especialmente significativos: Teófilo y María.
a) Teófilo
El nombre propio “Teófilo” significa en griego “amigo de Dios”. Nuestro autor nos lo sitúa al inicio de su evangelio (1,1-4) y, en el comienzo del libro de los Hechos (1,1-5). De ese modo y bajo el aspecto literario, la obra de Lucas aparece como una larga carta que el autor remite a su compañero Teófilo.

Además de su implicación literaria, el nombre “Teófilo”, adquiere también una fuerte connotación religiosa. Para comprender el evangelio es necesaria la actitud interior de desear ser “amigo de Dios”.

Recordemos que “ser amigo de Dios” no es otra cosa sino seguir a Jesús cargando la cruz de cada día. El evangelio no se estudia únicamente para conocer mejor a Jesús, se profundiza para seguirlo mejor.

Sólo desde el seguimiento radical de Jesús puede conocerse el verdadero rostro de Cristo. La amistad es la forma más privilegiada de amor, porque es aquella relación que brota de la libertad.

b) María
Así como Teófilo es el símbolo de la necesaria amistad con Dios. María es el ejemplo de la humildad y de la pobreza necesaria para captar el sentido profundo del Evangelio.
Una de las oraciones más bellas del NT es el Magníficat (1,46-55). Son muchos los elementos que podríamos destacar de este cántico, pero nos fijaremos en dos frases de María:
(1,48): “…porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava”.
(1,52):”… a los hambrientos los colma de viene y a los ricos los despide vacíos”.
La primera frase destaca la actitud de la humildad y la segunda insiste en la pobreza. Sin una clara opción por los pobres y sin una existencia humilde, no es posible el seguimiento de Jesús.
¿Qué es verdaderamente ser humilde? El término humildad es una voz que se origina en la lengua latina humus, humilis y significa “tierra”.
Humilde es aquella persona que está sobre la tierra, que “está con los pies en el suelo”. Es decir es humilde aquel que saber mirarse a sí mismo, a los demás y a las cosas, como realmente son, y no como le gustaría a él que fueran.
Humilde es aquel que mirándose a sí mismo no tiene miedo de su persona y sabe discernir qué es aquello de lo cual ha de convertirse y qué es aquello en lo que debe aceptarse.
Sólo la verdadera humildad permite el desapego de las riquezas y la determinante opción por los pobres.
Esos dos personajes, María y Teófilo, nos han sintetizado las virtudes imprescindibles para vivir el Evangelio: la amistad con Dios, la humildad y la opción por los pobres.