En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que había hecho y enseñado. Él les dijo:
– Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
Nos habla hoy el Evangelio del descanso de Jesús y sus discípulos. Enmarque propicio para el tiempo de vacaciones que muchos viven durante los días del verano.
«Venid vosotros solos –dice a sus apóstoles– a un sitio tranquilo para descansar un poco».
Este hecho justifica por sí mismo unas buenas vacaciones, necesarias para recuperar fuerzas, para enriquecerse con otras actividades que distraigan y entretengan.
Ante todo, al tener más tiempo libre, un cristiano ha de pensar un poco más que de ordinario en cultivar su espíritu, en fomentar la vida interior, en acercarse más a Dios.
Ha de considerarse también que las vacaciones son una buena ocasión para dedicar más tiempo a los demás, en especial a la familia, a los amigos.
Por último recordemos que somos hijos de Dios y portarnos como tales no admite interrupción.
Es decir, para ser honrados y honestos, no hay vacaciones. Nuestra condición de cristianos ha de ser algo inherente y constante en nosotros mismos.