La Cuaresma para San Agustín es un tiempo sagrado, pues en él reflexionamos de modo particular la intervención de Dios en la historia de la humanidad. Para vivir bien la Cuaresma hay que dominar las tendencias mundanas y meditar en su ser espiritual: «Pensar más en lo espiritual y mortificar el cuerpo» (Serm. 209,1)
Tenemos que hacer de la Cuaresma un tiempo en el que aprendemos a relativizar todas las cosas y hacer de Dios lo único absoluto y lo verdaderamente importante. Se trata de colocar a Dios en primer lugar de nuestras vidas.
Dado que para San Agustín el pecado es dar importancia a las criaturas y olvidar al Creador, la conversión consistirá en cambiar estos criterios y poner a Dios en la cima, en lo más alto, en el primer lugar de nuestras vidas. Se trata de hacernos más espirituales y menos mundanos. Sería andar por los caminos de la Sabiduría:subordinar las criaturas al creador.
La Cuaresma deberá ser un tiempo en el que nos esforzamos por dejar que Dios opere su obra en nosotros: ayunar de la amistad y de la vida mundana para llevar una vida más espiritual, más cristiana y, por eso mismo, más santa. Tiene que ser un tiempo de anonadamiento para hacernos pequeños y humildes. (Serm. 206,1; 252 y 254)
En la Cuaresma se pone a nuestra consideración y meditación la humillación, los sufrimientos y la muerte de Cristo, para que aprendamos la lección de la HUMILDAD. Reconocer lo que Cristo sufrió por nosotros, renovar nuestras vidas y perpetuar su memoria entre nosotros. (Serm. 206,1)
LAS PRÁCTICAS CUARESMALES
El Ayuno, la Limosna y la Oración son prácticas religiosas, acciones exteriores que deben sobresalir y ser señales de la conversión interior y que debemos practicar:
EL AYUNO
En tiempo de San Agustín se ayunaba todos los días de la Cuaresma excepto los domingos y el Jueves Santo. Se hacía una única comida por día. El ayuno era visto como abstinencia de los deleites mundanos y como señal de entrega total y generosa a Dios y a su voluntad.
Alimentarse de la Palabra de Dios para poder ayunar de las tendencias contrarias al querer de Dios. Construir una cruz donde colgar nuestra inclinación al pecado. En este sentido el ayuno ayuda a vencer la inclinación al mal y al pecado.
Para San Agustín no se trata sólo de privarnos de «alimentos materiales»; se trata de imitar a Cristo, humillarnos y dominar nuestras pasiones… Ayunar y practicar la humildad del alma. Para San Agustín – y así debiera ser para nosotros – más importante que el ayuno de alimentos es la humildad del alma y abandonar los caminos del mal y del pecado.
LA LIMOSNA
El sentido del ayuno, para San Agustín, está en ayunar para ayudar a los hermanos que lo necesitan. El ayuno tiene verdadero sentido si nos lleva a dar limosna y socorrer a los necesitados.
Una de las preocupaciones de San Agustín era ver la situación tan difícil y mala de muchos de su comunidad. Pide para socorrer a los necesitados y quien no pueda ayunar que rece por ellos, pues esto es un gran don que todos podemos hacer. Tener presente a los necesitados en nuestro corazón; ayudarlos a rezar y rezar por ellos todos lo podemos y debemos hacer, mucho más en este tiempo santo de la Cuaresma. (Serm. 209, 2)
Poco o nada nos aprovechará ayunar si no va acompañado de Misericordia y la Cuaresma es el tiempo de la misericordia y del perdón. Para quien no pueda dar limosna, la Misericordia se reviste de perdón: «La mortificación voluntaria sirve de sustento para quien no tiene nada». (Serm. 210, 12)
LA ORACIÓN
Junto al ayuno está la Oración como dimensión fundamental en la vivencia de la Cuaresma. El cristiano debe orar siempre, pero en este tiempo lo debe hacer con más intensidad y mejor. (Serm 210, 1) La Oración acompañada del Ayuno y de la Limosna llega más fácilmente hasta Dios. (Serm. 207, 3)
Para San Agustín la Oración debe estar siempre unida a la vida; necesita de las buenas obras para conseguir su finalidad. Sólo contempla bien a Dios quien Vive bien, Ora bien y procura el bien (Sobre el Orden 2,19,5), pues la vida es única aunque tenga muchas dimensiones.
SENTIDO PENITENCIAL DE LA CUARESMA
Para San Agustín la Cuaresma debe tener siempre un sentido Penitencial en el que lo importante es abstenerse de porfías y discordias. Con el perdón ofrecido a quien nos ofendió y ofreciendo ayuda al necesitado nuestra oración llegará más fácilmente hasta Dios . (Serm. 205,3)
San Agustín dice que en Cuaresma deberemos prescindir del odio y vivir en el amor y desde el amor (Serm 207, 3). La Cuaresma es tiempo para abandonar el rencor, la ira y el odio y así mostrar que nuestra oración es verdadera. (Serm. 207,2)
La Cuaresma nos invita a luchar contra toda enemistad y para conseguirlo es fundamental que el Amor de Caridad ocupe el corazón de la persona (Serm. 209, 1) El Cristiano debe ser una persona que no hace ni tiene enemigos. (Serm. 210, 2)
El Perdón. Para terminar con las enemistades lo mejor es saber pedir perdón. Si queremos celebrar con confianza la Pascua del Señor es necesario que en la Cuaresma consigamos la paz con los hermanos ejercitando y viviendo de la Caridad. (Serm. 211, 6).
San Agustín pide que nos examinemos, con verdad y seriedad cuando acudimos a la oración para ver si hemos perdonado de corazón a los que nos han ofendido o perjudicado. (Serm. 49, 8-9) Mirar a Cristo en la Cruz, meditar en su Muerte, las causas que lo llevaron a eso y la manera cómo murió… nos deben llevar a perdonar como Él lo hizo y a vivir la Cuaresma en clima de Reconciliación y de Paz. Procuremos vivirla así nosotros….
Arturo Carrascal OSA