Escuchamos hoy como segunda lectura el fragmento de la Carta a los Corintios que sin duda «nos suena» de muchas bodas.
Parece que se ha puesto de moda leer esta lectura como otras muchas costumbres y ritos propios de la celebración del matrimonio por la Iglesia. La verdad es que es un mensaje precioso.
Nos dice el Apóstol que sin amor él no es nada, que el amor no pasa nunca, que lo más grande es el amor.
El mensaje de San Pablo es todo un programa de vida.
Destacar una cualidad que tiene el auténtico amor: el espíritu de servicio.
El amor es servicial y está atento a las necesidades del prójimo, para ayudarle incluso antes de que te lo pida. Quien no vive para servir, no sirve para vivir.
El amor es un arte que requiere ejercicio y entrenamiento para que sea de calidad.
Está dentro de nosotros y sólo tenemos que ponerlo en funcionamiento. Son los pequeños gestos de amor los que cambian el mundo, porque introducen en él una sabia de vida y esperanza, hacen que el otro sea feliz.
El amor es una fuerza tan grande que puede transformar el corazón más duro y frío.
Algunos gestos de amor: estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerlos, pensar, por principio, bien de todo el mundo, sonreír con ganas o sin ellas, saludar, hacer favores y concederlos antes de que terminen de pedírtelos, olvidar las ofensas, aguantar a los pesados, dialogar escuchando las razones de nuestro prójimo, ser compresivo y paciente, aprender los nombres de las personas que están a mí lado…
Recuerda que, si no tienes amor, no eres nada, aunque creas que tengas mucha fe.