«Je suis Charlie» fue un eslogan creado por Joachim Roncin,[] un grafista francés (director artístico y periodista musical de la revista Stylist).[ ]Esta significativa frase emblemática fue difundida en la red, en los minutos que siguieron al atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo, y a partir de entonces utilizado masivamente tanto el 7 de enero de 2015 como en los días siguientes, en apoyo y homenaje a las víctimas.
Las multitudinarias manifestaciones tenían un triple objetivo: contra el terrorismo, solidaridad con las víctimas y defensa de la libertad de expresión. Y en esto todo estamos de acuerdo.
Podríamos plantear si es lícito provocar o burlarse de la fe de los demás. Siempre hay que estar contra los asesinos y defender a las víctimas, pero eso no significa aprobar todo lo que estas han dicho o hecho.
Pero ese no es hoy es objeto de mi reflexión, lo que a mí me va haciendo cada vez más daño es la muerte masiva e indiscriminada de cristianos en África, Asia, Oriente Medio, sin que nadie levante la voz, y diga eso, “Yo soy cristiano”.
La última gran matanza ha sido en Kenia, 147 universitarios a manos de terroristas islamistas. Aún hoy vemos a cristianos perseguidos, decapitados y “crucificados” por su fe, a pesar de que no estamos en tiempo de Nerón.
Me asusta el silencio cómplice, me hago mil preguntas, similares a las que me hice con el Évola, al fin y al cabo las conclusiones son parecidas. Mueren europeos y nos “rasgamos las vestiduras”, mueren por miles en África, y da la impresión de que no pasa absolutamente nada, empieza a pasar si nos contagian a nosotros su enfermedad o nos hieren a nosotros y se traen en definitiva la muerte a nuestra vieja Europa.
Nos hemos creído el centro del mundo, se nos ha olvidado que somos una pequeña aldea global y aunque solo sea porqué compartimos el mismo espacio, lo que ocurre a mil kilómetros, tiene consecuencias muy cerca de mi casa, en los islamistas de aquí, alentados por los de allá.
Me duelen las muertes de mis hermanos, aunque sean africanos, aunque sean de otra raza, aunque no hablen mi idioma, aunque no tengan mi nivel de vida, aunque nunca tenga ya la ocasión de poder conocerlos.
Soy cristiano, a pesar de mis incongruencias, de mis debilidades, y me duele que maten a cualquier ser humano, pero también me duele que le maten por su fe, en estos casos, y van muchos, por ser cristianos.