En Cuaresma en muchos lugares de España, hay distintas tradiciones y costumbres que se han conservado durante siglos. Por ejemplo, en Puente Genil, Córdoba, durante los domingos de Cuaresma se presenta a la “Vieja Cuaresmera”. Si Don Carnal era gordo y simpático, la Cuaresma es flaca, negra y con escuálidas piernas. Se la representa con un cesto de verdura, un bacalao en la mano (por aquello de la abstinencia) y siete piernas (una por cada semana). Conforme pasan las semanas, se le van arrancando las piernas, terminando por quemarla el último día.
En Tornavacas (Cáceres). En Cuaresma, al atardecer, estremece el sonido de una campana y la oración que recita una mujer por las calles del pueblo, recordando a la Ánimas, por esto mismo se la conoce como “La Moza de Ánimas”. Siempre repite la misma súplica: “Ánimas benditas,/ que en el Purgatorio estáis,/ por la misericordia de Dios,/ alivio y descanso tengáis”. La mujer que lleva la esquila, lo hace por una promesa, mientras va rezando oraciones. Solo para de tocar en las bocacalles, para que no huya el sonido.
Hay tradiciones menos pías, como “El lunes de Aguas en Salamanca”. La fiesta, se celebra cada año el lunes siguiente al de Pascua. El origen se remonta al siglo XVI, cuando el rey Felipe II dictó unas ordenanzas según las cuales las prostitutas que habitaban en la Casa de Mancebía de Salamanca debían ser trasladadas durante la Cuaresma, fuera de la ciudad. A partir del Miércoles de Ceniza, las prostitutas abandonaban su residencia habitual y eran llevadas al otro lado del río Tormes.
El responsable y encargado de vigilar, cuidar y atender a las prostitutas era el “Padre Putas”. Este personaje era el encargado de recoger de su exilio a las mancebas, siempre el lunes siguiente al de Pascua (Lunes de Aguas). Este día, los estudiantes, esperaban a la orilla del río Tormes, provistos de comida, bebida y música. La fiesta comenzaba cuando a lo lejos se divisaba la embarcación, capitaneada por el “Padre Putas” en una barca llena de meretrices.
De todas las maneras, independientemente de tradiciones y costumbres, yendo a las fuentes, el Evangelio según San Mateo (6, 1-6.16-18), presenta a Jesús diciendo a los discípulos que la limosna que han de hacer ha de ser secreta, de tal manera, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Sobre la oración pide tanta o más discreción. Y respecto al ayuno, pide que nos perfumemos y lavemos, para que el ayuno lo note Dios, no la gente.
Ha podido dar lugar a muchas costumbres, fiestas y tradiciones, variadas y pintoresca. Algunas, culinarias, pero sobre todo, la Cuaresma es un tiempo de conversión personal y comunitaria para acercarnos a aquel que como el Padre de la parábola del Hijo Pródigo, nos espera siempre y todo lo perdona, Dios.