Manos Unidas nació, hace casi sesenta años, para luchar contra el hambre y sus causas en el mundo. A pesar del gran esfuerzo ya realizado para contener esa lacra, todavía unos 800 millones de personas siguen padeciendo hambre, según datos de la FAO en su informe “El Estado mundial de la agricultura y la alimentación de 2014”.
La campaña de este año, “Plántale cara al hambre: siembra”, nos invita a sembrar:
Recursos: Con el fin de que todos, personas, instituciones internacionales, gobiernos en países de desarrollo… facilitemos a las explotaciones familiares el acceso a los medios de producción.
Capacidades: Para que los pequeños agricultores, puedan desarrollar una agricultura respetuosa con el medio ambiente.
Responsabilidad y cooperación entre los Estados: Los Estados son los responsables últimos del derecho a la alimentación de sus ciudadanos.
Solidaridad: Hacer crecer el sentimiento de que nos necesitamos unos a otros.
Sincera cortesía: Plasmada en los pequeños gestos que ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a todas las personas.
La sobriedad y simplicidad: Que permite valorar lo pequeño y agradecer las posibilidades que ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos.
Amar y valorar la naturaleza: Maravillarnos por la misma, reconocer y utilizar debidamente sus recursos, ayudar en su conservación mediante el reciclaje.
Consumir energías renovables: Elegir electrodomésticos de alta eficiencia energética, mejorar el aislamiento de la vivienda…
Hacer uso del transporte público: Más rápido, económico y respetuoso con el medio ambiente.
Apostar por una dieta sana: Equilibrada en el consumo de carne, la producción de la misma contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.
Y todo ello porque como dijo François René de Chateaubriand, “Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al hambre”, si le cupiera alguna duda amable lector, encienda el televisor.
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