Un niño de tres años le pidió a su hermana que le contase la historia del lobo malo. María, de nueve años, le contestó:
Te he dicho que no, que no hay lobos malos. Sólo hay lobos que no son felices.

No hay hombres malos, hay hombres que no son felices.

Cuando éramos niños nos dijeron…
Ponte de pie, muévete, ve despacio, date prisa, no toques, atiende, come de todo, lávate los dientes, no te ensucies, ya te has manchado, cállate, pide perdón…

Nos hubiera gustado oír…
Te quiero, eres muy guapo, me siento feliz de tenerte, hablemos algo de ti, cómo estás, estás triste, tienes miedo, eres dulce, qué tierno eres, cuéntame, eres feliz…

Un joven estudiante, que tenía grandes deseos de comprometerse por el bien de la humanidad, se presentó un día a San Francisco, y le dijo:
¿Qué debo hacer para conseguir la paz en el mundo?
San Francisco le respondió sonriendo:
Procura no hacer tanto ruido al cerrar la puerta…

Las grandes peleas vienen antecedidas por pequeños altercados. Los grandes afectos están entretejidos de pequeños detalles.

Expresaba una joven de dieciocho años: Quería leche y me han dado un biberón. Quería unos padres y me han dado un juguete. Quería hablar y me han dado un televisor. Quería aprender y me han dado unas notas. Quería felicidad y me han dado dinero. Quería libertad y me han dado un automóvil.

La decisión de tener un hijo equivale a contraer con él la mayor deuda que uno puede imaginarse. Todos los pequeños vienen a nosotros con el billete de invitación a la vida y nos dicen: “Me has llamado. Aquí estoy. ¿Qué es lo que me ofreces?” Así empieza toda tarea educativa.

Maestro, ¿Qué piensa del dinero?-, preguntó un joven a su profesor.
Mira a la ventana-, le dijo el maestro. -¿Qué ves?
Veo a una mujer con un niño, un pintor, al tendero de la esquina a la puerta de su negocio.
Bien. Ahora mira al espejo. ¿Qué ves?
¿Qué quiere usted que vea? Me veo a mí mismo, lógicamente.
Ahora piensa: la ventana está hecha de vidrio, lo mismo que el espejo.

Basta una finísima capa de plata por detrás para que el hombre sólo se vea a sí mismo.