Aunque yo siempre he sido más de las causas aristotélicas; material, formal, eficiente y final, aquí estoy escribiendo de este concepto complejo que recibe este nombre a partir de la idea del meteorólogo Edward Loren, quien observó cómo diferencias en los datos de partida, algo aparentemente tan simple como utilizar 6 decimales, llevaba a grandes cambios en las predicciones del modelo.
De tal forma, que cualquier pequeña perturbación o error en las condiciones iniciales del sistema puede tener una gran influencia sobre el resultado final.
Su nombre proviene del proverbio chino que dice que “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”. En definitiva, que pequeñas acciones pueden cambiar el orbe.
Yendo a la práctica, el que hable directamente con las personas en lugar de que pierda el tiempo rumiando mis pensamientos y mis reales o irreales interpretaciones puede variar el decurso de una conversación e incluso de una relación.
Saludar a todo el mundo con una sonrisa, sin duda que creará un ambiente agradable en torno a mí. Promover la campaña del kilo en Navidad y comenzarla dejando tú el primer paquete de arroz es posible que lleve a otros a imitarte. Pasear solo o con personas queridas al lado del mar, hoy o dentro de un rato, porque mañana no sabremos si lloverá, tendremos tiempo o incluso estaremos aquí, son otra serie de acciones en la línea de trasformar y transformarnos.
En resumen, creyendo o no en la teoría de marras, lo que sí es cierto, es que la vida transcurre entre nuestros dedos, conscientes de que no todos tenemos la posibilidad de hacer grandes cosas, pero sí de hacer grandes las cosas pequeñas de cada día.
No sé si cambiaré algo con este artículo, pero por “si aca”, que dicen mis alumnos, les recomiendo ver en internet este video: El amor nunca se olvida