grateful

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
–«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
–«ld a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo:
–«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
— «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Palabra del Señor.

A los niños de poca edad, a los bebés, se les enseña a decir y repetir: gracias. Cuando uno viaja al extranjero, se apresura a aprender la expresión propia del lugar, que deberá decir cuando le hacen un favor: sea merci beaucoup, thank you very much o danke.
El episodio del evangelio de de hoy nos enseña, nos exige, ser agradecidos. Sin que esta virtud sea propia de potentados, intelectuales o políticos. Precisamente, quien demuestra esta virtud es lo que hoy llamaríamos un marginado, uno de los que no cuentan. Se trataba de un samaritano.
Sin embargo, el sentirse agradecido y expresarlo, parece que ha desaparecido hoy de muchísimas personas vecinas nuestras. Me siento feliz cuando ayudo, sea de la manera que sea, pero me entristece cuando aquel que he asistido, marcha sin añadir palabra, como si se hubiera tratado de la compra de un género del que ya había abonado el precio justo.
Jesús también se entristeció ante actitud semejante. La ausencia de agradecimiento es una prueba de egoísmo, de orgullo y de carencia de amor.
Querido oyente, hoy el Evangelio nos pregunta si somos agradecidos, sí, agradecidos con Dios, con el don de la fe, con el amor de Jesús por nosotros, con la mediación de la Iglesia en nuestra salvación, con la acogida del hermano, con los bienes que recibimos de las personas que nos rodean…
Ojala que nuestra respuesta sea un sincero y agradecido Sí.